Lo que los pobladores cuentan…
Los pobladores de San Rafael, aman la tierra, respetan las tradiciones y temen a lo desconocido. Entre las leyendas más conocidas tenemos a Chacos, un pueblo ubicado al lado derecho del río Huariaca, específicamente en la parte central de un cerro, del cual cuida como un guardián a la capital del distrito de San Rafael, en la jurisdicción de la región Huánuco y la provincia de Ambo.
En este pueblo, tienen una imagen de “Cristo Crucificado” al cual lo consideran como patrón. Los mismos pobladores de esa localidad cuentan que en tiempos pasados, dos niños chacosinos mientras pasteaban a sus ganados, escucharon golpes de hachas procedentes de los alrededores de los árboles. El mayor de ellos decidió averiguar quien hacía ese ruido y vio a un anciano tallando una cruz de toscos maderos. Al ser testigo de este hecho, corrió impresionado y le contó a su compañero lo que había visto. Cuando decidieron volver para ver si seguía el anciano, el anciano los miró, quien los trató amablemente. Los niños que le había agarrado confianza, lo empezaron a cuestionar.
- ¿Quién eres?, ¿cómo te llamas?, ¿de dónde eres?, ¿qué haces a esta hora?, ¿por qué haces esa cruz?, ¿a dónde lo llevarás?
A lo que el anciano solo respondió:
- Soy carpintero desde pequeño y esta cruz es para mí.
Los pastores al darse cuenta de la palidez del rostro del anciano, decidieron ofrecerle sus fiambres, pero el anciano no lo aceptó, y les dijo:
- ¡Mañana cuando vuelvan, pueden traerme sus hermosas flores! Luego de esto, el anciano continuó continuó dando forma a la cruz.
Los niños al llegar a su casa comentaron lo sucedido a sus padres, pero ellos no les tomaron importancia.. Al día siguiente los pastorcitos regresaron al lugar y vieron al anciano crucificado y disecado , sorprendidos y asustados fueron en sus padres quienes con incredulidad les hicieron caso y encontraron a un Cristo Crucificado. Desde ese momento lo llamaron: “Señor de Chacos”.
Los pobladores de la comunidad chacosina trataron de ubicarlo en el pueblo, pero fue inútil porque cuántas veces lo llevaban, él aparecía después en el lugar donde fue hallado. Este acontecimiento se difundía por todos los lugares: San Rafael (Huánuco), Huariaca y Pallanchacra (Pasco). Los pobladores de Pallanchacra, con una actitud caprichosa ya que consideraban que la imagen les pertenecía trataron de llevárselo, la cual fue impedido por el poder milagroso del Señor de Chacos; pues al intentar trasladarlo centenares de pallanchacrinos, no podían cargarlo, porque se les hizo más pesada en el transcurso del camino y así logró espantar a los intrusos.
En otra oportunidad, los sanrafaelinos construyeron una capilla en la ciudad, para esto, debían transportarlo, pero al intentarlo ocurrió un intenso movimiento de tierra y una fuerte lluvia torrencial. Al ver que era imposible, decidieron retornarlo a su lugar correspondiente. Al hacer esto, los obstáculos desaparecieron y el clima mejoró.
“El Señor de Chacos y sus fieles”
Todas las personas consideraron que el Cristo Crucificado ya había escogido su hogar, el pueblo de Chacos. Según las creencias de los comuneros de ese pueblo, el Cristo lloró por alejarse del lugar encontrado, pero al regresar al pueblo de Chacos, volvió a sonreír. Además comentaron que tuvieron la oportunidad de cortar el cabello y las uñas del Señor de Chacos. Por todo lo acontecido, el “3 de Mayo” de cada año se realizan fiestas en su homenaje, las cuales duran seis días consecutivos, teniendo como asistentes a millones de fieles de diversos lugares del Perú y de otros países.
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